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Lo que el Programa Hispano de Verano (PHV) se propuso lograr desde sus inicios en 1988, fue complementar y enriquecer la educación teológica y ministerial ofrecida en seminarios y universidades, con cursos académicos y otras actividades referidas directamente a la historia, al ministerio y a la teología hispanas. Como programa ecuménico, el PHV busca superar las divisiones dentro de la comunidad Latina que han sido ahondadas por diferencias denominacionales y teológicas. communionComo programa hispano, el PHV trata de hallar caminos para restablecer contactos y construir puentes entre las comunidades hispanas y las que no lo son –desarrollando la conciencia y el aprecio que puedan tener académicos/as, ministros/as y administradores/as no-latinos/as en cuanto a las contribuciones de la gente hispana al pasado, presente y porvenir de nuestras iglesias y de nuestro país.

En tal sentido, el PHV se propone lograr estos objetivos:

  • Proveer un ambiente hispano como experiencia educacional alternativa en teología y religión, primeramente, pero no exclusivamente, para el provecho del estudiantado latino de seminarios, universidades y otros programas de educación superior donde escasea el profesorado hispano.
  • Influir en el sistema de educación teológica de los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico, a fin de que encuentre nuevas maneras tanto de beneficiarse de, como de responder a las oportunidades ofrecidas por el florecimiento de la comunidad latina, por sus intelectuales, ministros/as y líderes.
  • Crear espacios, en particular, para la educación teológica y ministerial de las mujeres latinas, y, en general, del estudiantado de minorías;
  • Promover el entendimiento ecuménico y la cooperación entre dirigentes hispanos/as, actuales y futuros, de las más diversas denominaciones y tradiciones teológicas –así como entre estudiantes, profesores/as, ministros/as y administradores/as latinos/as y no latinos/as en las iglesias y en la academia.

El Programa Hispano de Verano nació, y continúa progresando, con ciertos rasgos que han sido considerados como esenciales desde sus comienzos:

  1. Debe ser académicamente sólido. Los créditos de cada verano son otorgados por una institución acreditada, generalmente por la ATS, institución que también nombra al profesorado del PHV como profesorado adjunto por el verano, aprobando sus cursos para que sean dados por créditos. El estudiantado está compuesto en primer lugar por estudiantes regularmente inscritos en instituciones acreditadas por la ATS (en M. Div., D. Min., y otros programas), aunque siempre hay un cierto número de participantes que buscan educación continua, estudiantes de doctorado que anhelan la oportunidad de trabajar con un/a profesor/a en particular, maestros/as de Institutos Bíblicos e instituciones análogas, etc. Nuestro profesorado debe responder a los más altos criterios académicos. Todo el profesorado del PHV enseña actualmente en seminarios o universidades acreditadas, o se encuentran enteramente calificados/as para hacerlo. La institución anfitriona proporciona créditos académicos por los cursos y estos créditos son entonces transferidos a la institución donde se halla inscrito/a cada estudiante. (El impacto académico del Programa Hispano de Verano ha sido excelente. Más de la mitad de los/as latinos/as inscritos/as o recientemente graduados/as en programas doctorales en teología/religión son ex-alumnos/as de nuestro programa).
  2. El programa debe ser inclusivo en cuanto al género, tanto en su profesorado como en el estudiantado. La proporción usual es cercana a 59% de hombres y 41% de mujeres. Aunque no es la proporción ideal, es sin duda mucho mejor que los actuales porcentajes entre seminaristas y estudiantes de teología latinos/as en los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico. (También en este aspecto, el programa ha tenido un éxito rotundo. Sabemos que de las pocas latinas que han concluido recientemente doctorados en teología o religión, varias son ex-alumnas del PHV.
  3. Debe ser ecuménico. El Programa Hispano de Verano ha tenido siempre un número significativo de estudiantes de todas las familias denominacionales: católicos/as, protestantes, evangélicos/as y pentecostales. Nos esforzamos por realzar esta diversidad, no sólo a través de nuestro proceso de reclutamiento y admisiones, sino también mediante la contratación de un profesorado denominacionalmente variado, la rotación anual del programa entre instituciones anfitrionas de diferentes familias denominacionales, construyendo un currículo teológicamente variado, y formando experiencias de adoración que fomenten el respeto por, y el diálogo entre tradiciones cristianas diversas.
  4. Debe ser itinerante, no atándose a ninguna región de los E.U.A., ni a ninguna comunidad latina en particular. Así, el PHV viaja cada año a un lugar distinto de los E.U.A., Canadá o Puerto Rico, y subsidia el viaje de la mayoría de sus estudiantes, a fin de que ninguna región, denominación, o país de origen predominen en su seno.
  5. Debe promover una pedagogía intercultural hispana entre estudiantado, profesorado y administración del programa, que sirva de estímulo y modelo para nuestras iglesias y para la academia.

Esta es la visión que tenemos para cumplir nuestra misión: por favor únase a nosotras/os para continuar renovando al HSP como un servicio eficiente y de calidad para nuestras comunidades. ¡Gracias!